viernes, 27 de noviembre de 2015

Relaciones entre colonos y nativos en Italia Meridional

Las relaciones que mantuvieron los colonos griegos y las poblaciones nativas preexistentes son un objeto de estudio desde hace no muchos años. Al menos desde una óptica social y económica que trascendiera los restos arqueológicos materiales. Es por esto que no es sencillo encontrar información al respecto y las pocas alusiones a las mismas relaciones nos vienen dadas en pequeñas dosis por diversas fuentes. De todas las maneras, lo que debe quedar claro desde el primer momento que nos planteemos cómo eran estas relaciones es que no fueron, ni mucho menos, una realidad homogénea ni estática. En los diferentes territorios se mantuvieron diferentes formas de contacto que evolucionaron de maneras diversas.

Se ha sostenido tradicionalmente que los nativos que quedaron encuadrados dentro del área de influencia territorial y política griega estaban sometidos y eran esclavos al servicio de las apoikias. Sin embargo, también se menciona la rápida aculturación y asimilación de patrones económicos y culturales (asimilación de cultos, formas de enterramiento o producciones cerámicas) de los centros indígenas que estaban en contacto directo con los griegos. Entre estos dos extremos, creo yo, existía una realidad mucho más compleja. Si bien es cierto que en poblaciones sículas y elimias, como es el caso de Sicilia, adoptaron el alfabeto calcídico y las técnicas de fabricación de items cerámicos y bronces, también es verdad que en otros casos los nativos eran más hostiles y belicosos como las fuentes hacen referencia en la zona de Tarento.

El caso de Tarento es significativo porque se asientan en un enclave previamente habitado por los yapigios que, naturalmente les hacen frente. Es una fundación colonial que parte de la victoria militar y el desplazamiento de estos nativos hacia zonas interiores(MONEDERO,xxx ). Un hecho, el de desplazar (o replegarse, dependiendo de la iniciativa migratoria), que bien se repite en otras colonias meridionales como Locris o Siris (ESCOHOTADO, 1999). Yo, personalmente, me inclino a pensar a que en un momento inicial las colonias griegas fueron establecidas en zonas que no presentaran una estructura social ni militar suficientemente desarrollada para hacerlos frente y, posteriormente, buscaron mantener buenas relaciones con estas poblaciones puesto que les ofrecían un buen mercado.


En momentos más tardíos estas colonias crecerán y buscarán ampliar su territorio (chora) para ampliar la agricultura y su explotación principalmente. En este sentido, son Síbaris y Siracusa desarrollan un imperialismo en un momento temprano a costa de la población nativa. Es lógico pensar que en este proceso poblaciones nativas se declararan “sumisas” y otras opusieran cierta resistencia. De ahí que encontremos nativos sometidos y nativos que aparecen como aliados de estas colonias. Así pues, en este proceso de consolidación territorial quedarían incluidas estas poblaciones, o bien como esclavos o bien como aliados (aunque seguramente con una consideración social inferior). Es anecdótico mencionar que fuentes clásicas ya hacían alusiones a la facilidad con la que Síbaris concedía la ciudadanía a extranjeros (DIODORO XII, 9,2). Como vemos, también la necesidad de población podría fomentar la inclusión de estas poblaciones vecinas. Por el contrario, en Metaponto si entendemos que la explotación agraria era su principalmente fuente de riqueza es más viable pensar en un sometimiento nativo en busca de una producción al más puro estilo esclavista. Quizá fruto de esto se explique la inestabilidad que durante el siglo VI a.C. con luchas y revueltas constantes con la población indígena (SIENNA). Por su parte, en Siris, Guzzo expresa que los restos materiales indígenas hallados (cultura enotria) hay que interpretarla como la absorción de mano de obra indígena para tareas agrícolas. Quizás podríamos identificarlos con un sustrato social bajo asimilable a los ilotas espartanos (LA TORRE, 2011).

A un lado, queda la edificación griega de templos y núcleos habitacionales sobre poblados indígenas. Esta práctica al más puro estilo imperialista representa la victoria política y define el poder político de una población sobre otra. Tenemos ejemplos de esta actividad por toda la Magna Grecia por lo que podemos deducir que, en poblaciones hostiles se tomaran estas medidas mientras que constituían un elemento ejemplarizante para las demás. De todas formas aún estamos muy lejos de entender y definir correctamente las relaciones que se mantuvieron en esta zona meridional itálica, en parte obstaculizada por la existencia de poblaciones indígenas muy helenizadas cuyos restos no son siempre fácilmente discernibles. Del mismo modo, entre poblaciones que mantienen buenas relaciones y que conviven es natural que se den matrimonios mixtos que, a su vez, fomentaran una rápida relación y acercamiento cultural. Sin embargo, este apartado tampoco está muy desarrollado.

En conclusión podemos decir que las relaciones entre griegos y nativos fueron de diversa naturaleza y que abarcaron desde una esclavitud (en el sentido más genérico del término entendido como sometimiento y explotación de la fuerza de trabajo) hasta unas buenas relaciones que les llevaron a participar en campañas militares de manera conjunta como aliados. En este sentido debieron de existir tratados de hospitalidad y regalo (principi amici) entre los colonos y, presumiblemente, las élites nativas que resultaron fundamentales en el desarrollo y afianzamiento de las rutas y los mercados comerciales (LA TORRE, 2011). De estas buenas relaciones se deduce la asimilación de prácticas griegas tales como el simposio y las prácticas funerarias de tipo heroico que encontraremos entre las élites sociales nativas.


Bibliografía:

DEL OLMO, C. (2010), Paisaje identidad y religión. Ed. Bellaterra.

ESCOHOTADO A.; BALSEIRO M. (1999) Los griegos en Ultramar: comercio y expansión colonial antes de época clásica. Ed. Alianza, Madrid.

HIDALGO DE LA VEGA, M.J. (1998), Historia de la Grecia Antigua. Ed. Universidad Salmanca, Salamanca

LA TORRE, G.F. (2011), Sicilia e Magna Grecia. Archeologia della colonizzazione greca d´Occidente. Ed. Latterza, Bari.

DOMINGUEZ MONEDERO, A (1991) Los griegos en Occidente y sus diferentes modos de contacto con las poblaciones indígenas. Cuadernos de prehistoria y arqueología. ISSN 0211-1608, Nº 18, págs. 149-178  

VAQUERIZO GIL, D.(coord.) (1994) Arqueología de la Magna Grecia, Sicilia y la Península Ibérica. Ed. Egartorre Libros, Córdoba.

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